Los efectos a largo plazo del aprendizaje a distancia pueden no ser del todo malos

Debido al COVID-19, los comedores escolares, gimnasios y patios de recreo de todo el país permanecen en silencio.

Los trabajos y libros de texto sin calificar acumulan polvo, y los pasillos que antes resonaban con las risas de los estudiantes están vacíos. Y con la esperanza de que la pandemia no acabe con la capacidad de aprender y crecer por completo, los educadores están implementando un estilo de aprendizaje completamente nuevo.

De repente, el hogar se ha convertido en el nuevo salón de clases y, en lugar de utilizar el autobús escolar, los estudiantes utilizan tecnologías como computadoras portátiles, iPads y plataformas digitales como Zoom y Schoology para acercarse a sus profesores.

Por un lado, este es un momento ideal para que se produzca un cambio educativo como este. Si hubiera ocurrido hace tan solo una década, los sistemas académicos podrían haberse derrumbado bajo el peso de todo ello. Pero los niños de hoy son expertos en tecnología y tienen un apetito insaciable por el entretenimiento. Si los padres y los maestros pueden entrenar ese apetito para que incluya una dieta de material educativo, el aprendizaje electrónico puede resultar natural y eficaz al mismo tiempo.

También existe un beneficio potencial, ya que muchos padres ahora tienen la oportunidad de comprender mejor y más plenamente la educación de sus hijos: qué se les enseña y cómo les va en las materias básicas. Después de pasar por todo esto, es posible que se sientan más seguros de tomar las riendas de la educación en la vida de sus hijos. Y a medida que los padres recuperen el papel de maestros, al menos hasta cierto punto, los niños podrían volver a recurrir a sus padres en busca de orientación y conocimiento.

Pero el cambio presenta desafíos reales. Pocos educadores estaban preparados para una transformación tan total en tan poco tiempo. Y como es difícil verse envuelto en un nuevo entorno con material desconocido, muchos estudiantes se enfadaron al tener que ver vídeos de enseñanza existentes que no coincidían con los métodos y estilos de enseñanza de sus profesores actuales. Y para muchos padres, añadir el título de «profesor» sólo supuso otra capa de responsabilidad y compromiso con el lío de gestionar la supervivencia de la COVID-19.

Todavía tenemos que determinar el impacto total de todos estos cambios, los buenos y los malos. Tampoco sabemos con certeza hasta qué punto son realmente sostenibles, especialmente cuando se toman en el contexto de otros sistemas sociales que han estado en vigor durante décadas.

Sin embargo, lo que está claro es que a los estudiantes, padres y educadores se les están mostrando alternativas a las formas tradicionales de educación de talla única: diferentes enfoques de aprendizaje. Sin embargo, estos cambios podrían no funcionar para todo el mundo. Por ejemplo, algunos estudiantes con discapacidades que necesitan más asistencia individualizada podrían hacerlo mejor si continúan aprendiendo en persona. Pero si tenemos en cuenta que tanto los padres como los educadores han sostenido durante años que los distintos niños necesitan cosas diferentes, ver que se aceptan y se impulsan diversas formas de aprendizaje electrónico podría animar a las personas a explorar todas las opciones disponibles, incluida una educación más personalizada y basada en competencias, en lugar de simplemente aceptar una opción predeterminada.

Maneras en que el coronavirus/COVID-19 ha beneficiado indirectamente a la educación

Si bien hacer el cambio ha sido difícil, el aprendizaje electrónico también tiene aspectos positivos: adoptarlo enseña a los estudiantes habilidades tecnológicas nuevas y relevantes, los ayuda a aprender a hacerse cargo de su propia educación (ya que su maestro no está allí para presionarlos) y les permite descubrir nuevos recursos. Y, quizás lo más importante, elimina el estrés de tratar de abarcar todo en clases de 50 minutos, lo que permite a los estudiantes dedicar el tiempo que necesitan a una tarea antes de seguir adelante.

Aunque el aprendizaje electrónico sigue siendo una herramienta secundaria en comparación con las estrategias de educación tradicionales, la crisis de la COVID-19 ofrece una visión poco común de cómo la implementación más amplia de la educación digital puede complementar el trabajo que ya están haciendo los educadores de las escuelas públicas. Por ejemplo, si más estudiantes deciden aprender en línea en casa porque eso realmente funciona mejor para ellos, los maestros podrían ver una reducción en el tamaño de las aulas que les permita brindar a los estudiantes tradicionales una atención más individualizada.

Los estudiantes también podrían tener una elección significativamente mayor en lo que respecta al maestro o especialista con el que trabajan, ya que podrían usar el aprendizaje electrónico a distancia para conectarse con cualquier educador en la nación o el mundo. Y el aprendizaje electrónico podría significar que los maestros pueden brindar una mayor sensación de inclusión y permanencia durante el año escolar, incluso para los estudiantes que deben mudarse rutinariamente, como los niños de acogida o los de familias militares.

Independientemente de cómo se desarrolle todo, el aprendizaje electrónico es nuestra realidad actual. Para hacer que esa realidad sea lo más fluida y fácil posible para todos, aquí hay un par de recursos que cualquiera puede usar mientras la pandemia actual nos mantiene a todos en casa.

1. El Journal actualiza continuamente su lista de herramientas de aprendizaje electrónico que las empresas ofrecen de forma gratuita mientras las escuelas están cerradas, que puede encontrar aquí.
2. El Departamento de Educación de los EE. UU. ha creado una lista de actividades para el hogar proporcionadas por varias agencias federales, incluidas la NASA y el Smithsonian, que puede encontrar aquí.

Conclusión

El aprendizaje electrónico se está produciendo ahora a un nivel sin precedentes porque debemos usarlo.

Pero este no siempre será el caso. Con el tiempo, podremos elegir si queremos usarlo. Por lo tanto, nuestro trabajo en este momento es recopilar tanta información y tantas historias como podamos y reconocer que la educación siempre es un trabajo en progreso.

Cuanto más diverso sea el sistema académico, más libres y efectivos seremos, y mejores serán nuestras probabilidades de realmente no dejar a ningún estudiante atrás.